octubre 30, 2012

Los alcauciles

Los alcauciles
se hierven en agua,
los reproches de agua
se han dejado hervir.

Somos de agua prueba agua.

De vivos a blandos
de cuerpo a servir
muerdo a los reales.

Ver, desnudar un sí.
Mirar, desnudar un no.

Vestir un sí, vestir un no ¿Sería comer?

Con los dientes de abajo
que los esquimales usan
para medir la vida
para sujetar un hijo
para comer la vida
para curtir lo que nos forra
para ablandar la ropa:
son de abajo estos dientes
que arrastran la suculencia.

Son tan pocos los enseres de la boca.

Así muere la comida.

Aceite y sal
si parezco fregarme
la hostia vegetal.

Cuando llegás al corazón
los dientes de abajo no sirven
(la leche tampoco sirve para llover)

Por el plato la ropa del alcaucil
son escamas de un pez verde sin orificios.

Yo,  asomado
a los dientes de tu corazón
hiervo señales.



Daniel Battilana

octubre 23, 2012

Quake Haedo



La tempestad estuvo por aquí en marzo

con sus insectos débiles

decapitó varios árboles condenados a obeliscos sin techo

los gomeros tullidos y los deseos tullidos

volvieron a ser rescatados

volvieron a ser argollas acarameladas

a esos veranos cuando sueltan

al dios refrigerado del agobio



Los gorriones incrustados en el aire surfilaron el cielo

antes de que se caiga la pollera del mundo

Los gorriones fenecieron como agujas ahorcadas por el hilo.



Al sur del zoológico

cayeron las rejas de los aislados

esa es la tempestad cuando vuelve

con su turno de aspaviento a maltratarnos con signos

nadie se quejó de las reliquias ajenas

dispuestas a conectar tradiciones miserables

¿o no son miserables los mamelucos?

¿o no son ruines las instalaciones para morir?

Por el este cayeron los bizcochos
junto a las galletitas rotas
forman un desordenado desierto
donde rebotan los pájaros
sustrayendo miguitas a la paz del festejo

Mi cruz es un boomerang de poesía.


Las zinguerías y las judías

las distintas canaletas del parque

fueron exprimidas por la experiencia

de las chicas sacudidas de espalda

hasta quedar fecundadas por la tormenta

las chicas y los chicos se maman los órganos

se lubrican con alcoholes se soban las desolaciones.



A la luz de los cerebros amables, la delgada amistad.

No hay teorema sin desprendimiento.


Las destilerías de impuestos

la estación del tren que se estira

la basura masacrada en balde

los hablantes enroscados al vacío

las veredas del barrio perforadas

las muchachas servidas de yogures

de las hembras lácteas atletas de la agitación.

Al conjuro genital de la pasión láctea.



Las casas de paja prenden linternas

sólo para difundir el albergar

los trabajadores sociales se demoraron

comprando ilustraciones de tetas y postres.


Quise reírme de esta deformación

cuando un himno municipal

se apoderaba de la gloria

los orines enlutaron las flores de las verduras

Me corté un pie y noté que del tiempo
tenemos todo menos su lentitud
así duele el pie sano.



El orégano cubrió el cementerio por si come la muerte

los amigos, los parientes fertilizan ese océano gourmet.


Fertilizamos la muerte.



(los vidrios se reunieron en el agua en un aquelarre de invisibles)

Las enciclopedias y los perros mueren en el piso con la mirada.



La consecuencia de sus manos

es que por el desparramo de líos

podemos ser ausentes voluntarios



Ahora el tiempo me da su casa

vivo en un vardo con yugos y manos.


yo estaba en el ojo cuando el cuerpo giró

era tu tormenta soplada



que la fertilidad del aire de la noche

que la fertilidad de los metales

la cosa es que el metal transparente no aparece

y se va a abrir un secreto junto al decreto del huracán



Al sur del zoológico están las rejas de las jaulas nuestras

de los animales lanzados por el aire

de estas libertades ilegales

no hay restos de animales ligeros

queda un elefante que no tuvo peso

es el elefante de orégano.


Daniel Battilana

octubre 08, 2012

En México



EN MÉXICO

I

Berbecha rusquita
misa a dos voces
el perdón te acecha
rusquita te acecha
el lunatopo merengón
runfala el halago
tima en el alma
misa en el cuerpo
te prueban alas.

II

Salsa corazón
corre en mis venas
salsita razón
arde en Tasco
que me voy
sabañón herido
salsa corazón
sin los brazos.






Daniel  Battilana México 1997 (Vulnerario)