No puedo herirme sin conocerme.

Queremos ver con un querer que olvidó la mirada antigua de lo poco

Queremos ver con un querer
que olvidó la mirada antigua de lo poco

No hay cosa tan importante que lo inútil; esto es el Ello clandestino en la mirada, gusta de la carne y de la sangre que siempre van juntas para ablandarse.
Perdérselas por no buscarla a ella y pasearla de toda verdad desnuda.

De labios, la envoltura sangrada de su risa.

Algunos textos me son violentarios cuando apenas simplemente.

Antes de la máscara,
criados en el velo de la amplitud,
domina así sin pausa la espera.

La mejor máscara, la oralidad.

Es áspero aquello todavía máscara