La uña de Kant
la axila de Hegel
aquella rodilla femenina de Parménides
absceso de Sócrates
una caries de Shopenhauer
ese resfriado de Faraday.
La pupila de Ravaisson
la sed de tafanarios de Sísifo
la calma de Bergson
el martillo de Maxwell.
Los pendejos de Marx
los otros pendejos de Marx.
Lágrimas de Leibniz.
El pubis de Lola Mora
su sudor hoplita.
Mameluco de saliva, la baba jóven.
Los mocos aburridos pegados en la silla
de Crocce.
Un salivero en casa de Marcial
atender las inmundicias
encallar en la herida.
Sabíamos necesitar.
Daniel Battilana