septiembre 27, 2012

El oráculo

El oráculo de esta mañana
y mi versión del aire
y oráculos de aire
en mi versión de esta mañana.

Súbitamente
el pan digital lanza sus rincones,
sacarse los rincones
de panes y fidelidades.

Sacarse un pan.

Ya no come tanto
Ya no come el viernes
Ya no lava el plato
Ya no vive fuerte
Qué tipo con pena.

Dispensado en un sueño
me llega mi padre y lo esquivo
no podría despertar sin él.

Me saco un pan.



Daniel Battilana

septiembre 15, 2012

Regular y estacionario





Recibo la pregunta, quieren conocer por qué escribo.

La respuesta es una imposible escalera hasta donde sé
puedo el cómo parecido a un residuo de marea.
Soy mediterráneo, puedo que me duele, pretendo
y hago que pretendo, significo que soy signo conmigo
lo posible confundido y lo benigno fulminante de agobio.
Lo restante es del cuerpo que mantengo sucio y bien trato
por lo cual tengo por costumbre la sensatez muscular
de la idea ponderada de magnitudes casi estelares.
Un síntoma parecido a confundirme pero lo doy por tierra
es saberme rodeado de desnudeces aferradas son las ignorancias y sus fronteras
permanecen enceradas al ojo conservador, al asalto perezoso del péndulo
asistido en el sulfato que precede al crecimiento siempre cístico.
Los estercoles coladores y abrazos merecidos están también elásticos
dispuestos a perdonar que lloro la búsqueda de las secuencias aunque
la cisterna del afecto no cumple con las bajezas por completar y reparar.
Hierático lento
la melancólica letanía con señalar que existo detenido.
Es el cedazo molecular del crecimiento que agrega hábito donde hubo deseo.
Preguntan es porque no pueden.
Son desasosiego o pérdida de poder el grito
Desarrollo que fui hasta la meta y no volví para encontrarme
con el premio quieto de la partida. Las bienvenidas hartas de soledad
las tengo escritas para que no pregunten y lean lo que no pueden ver
Lo explicable sucedido antes que el ego lo marchite.
Ufano pitio rufo menores conocidos con intenciones de dificultar
la comprensión estanca
Declaro cuatro espacios: la poesía la modestia el encomio y  
los años secos de torpezas y quemazón.
Tengo lo amoroso por objeto y además al sujeto de esa intriga tengo temo trato y tanto
de indoloro que soborno al olvido contemplando.
Escombrado de olvidar, bulbo cinerario.
Elementado de pareceres todos desencantos.
El cilindro con que amanso a empujones mis instintos tiene descendencia.
Me detuve en todas las desdichas que tenían puerta.
Esto es contestar que soy un improbable.


Daniel Battilana

Lo poco

Una primera cosa una misma cosa nos altera con alivio de rigor.

Es con soltura que recorro lo que habita el sueño
armo mis ojos en las aberturas ponderadas de miedo.

Fuerzo la salida, uno es la puerta.

Por el visillo nos derrota el tiempo
hecho a la manera de suponerlo
eso parecido a la torpeza.

Queremos ver con un querer que olvidó
la mirada antigua de lo poco.

Hartos los sueños
emiten su escrúpulo vacío
a la sombra de lo real amparo.

Tener calibrado el cilindro del ánimo
palpitar hasta el supuesto
en que despiertan las sombras del día
(esa noche exagera en nosotros
la sustancia perezosa que roza la palabra nunca)

La luz del ruido nos hace nítidos,
viene de cuando estábamos juntos y
fruncíamos el cuerpo de los intentos.

La intemperie del final presta sus ruinas
al torpe y sagrado momo de esta risa.

La casa se me ha dormido de tanto llorar silencio.


Daniel Battilana

Lo fermente



Qué queda ahora del órgano de la pudicia.
Esto que hacemos ¿satura de interioridad el mundo?
¿Existe la tentación analítica?
¿Cristaliza el consenso?
¿Soy la venganza semiótica del caos?
Cuando le creo a McLuhan ¿me imprimo?
El factor de juicio diferido es un malestar de la insensatez.
El peso de los significados cuyo mediato es la miseria privada,
construye sus alivios con subjetividades
parecidas todas al bienestar de no empeorar.
Mi deseo de abstraer se puede confundir con presunción. Busco lo entrañable, la restauración, no en las técnicas cristianas del mejoral remordimiento, sino en la capacidad nona de la estupidez (incondicional de la obediencia).
La sintonía del sentido, en el desorden de las obligaciones atroces,
todo por el desdén de sobrevivir.

Enrarecido y acrítico busco el pectoral de la noche.

Cretinos por el abandono de las ideas que costaron… Adventicios
entretenidos con lo que perdemos.
El objeto moral de mis objetos no es ya un objeto:
la génesis improvisada del apuro lo puso a redituar.

Nos puso se puso.

Las plantas enloquecen sin sus estaciones,
sin señales para florecer en la sincronía del insecto con flor,
la estocada que fermente los altares filosos de la vida. La lluvia del mundo nos incomoda, es mal tiempo.
Los habitantes de este cuerpo enloquecen sin sus privaciones
Todo enloquece sin sus extremos.



Daniel Battilana

Soy eso que queda

Soy eso que queda
de la sal perdida
en el agua.

El organismo intenso
con un interior alado
y sujeto improbable
de un vuelo, recordatorio
inmóvil que no parte.

Sumo la memoria heredada
y más memoria que poder
alzarme para conquistar
el olvido incipiente
de la libertad que atormenta a los vivos.

Tanto agita
tanto seduce incorporarse
soy que quiero
tengo que arrebato
sólido sostengo
el cuenco del favor
por oscilar penoso
o sujeto improbable
de perecer alado
en mi ironía.

Siento que recuerdo
forzado en otros
las repeticiones
trajín tarea por
cuanto sé diferenciarme
de mi igual parecido
a la velocidad apalabrada
de tanta idea.

Tanto agita
el agua que incolora
el salitre disperso
al precipitarme.

Tanta tarea tanto
y no descansar que es gota.

Daniel Battilana

Enfermo de soluciones
blando para avanzar entre blandos.
Porfiado en detenerme
ante un saco de días.
Los submarinos de tu cuello derivan
en vanillas tocadas.

Asco es el placer de nadie.

Quien sopla soplas
de tus antes
merece ser
amenazado por tus ropas.
Favorito a un lazo me agrego
a los miradores testigos,
bebedores baldíos enlutados de vino.
Las contentas hacen meditaciones
elasticumbres falorarpias, revelardías.

Va entre hombros la mendiga de razón.

Un alboroto de manos me hace eterno.


Daniel Battilana