abril 10, 2019

El mucho


El mucho

Vuelvo, un poco vuelvo,
no sea que volver me quede queriendo
y cuando retorne al mucho extrañe lo que desee.

Lo bueno de volver es que me conforma el conformo

La mañana incandescente no es la misma entre los cipreses,
por eso vuelvo, por un membrillo que arde en su fruta.
Es que las flores parecen frutas estalladas de un cachetazo solar.
Las plantas a las que vuelvo usan lo pequeño para endulzar;
me peligra traerles lo mucho amargo
Lo pequeño de volver amarga la estancia en donde fuimos dulces,
lo amargo nos queda bien porque el abrigo se agranda
cuando nos erectamos para acabarle al mundo.
Si la obediencia no es una virtud ¿qué es eso de obedecer a lo amargo?
 o lo otro de desobedecer a lo dulce.
Le traje un lápiz a este vuelvo al que le garabato el poco que me preserva de lo amargo.
La palabra es el umbral que me adhiere, es mi nave del sentido;
El lápiz como una antena de madera y piedra capta la emisión remota de lo que hubo, 
y hubo está allí tan apretado que cuando llego los que hubo me hacen un lugar en esa fruta.


Daniel Battilana



abril 07, 2019

Los amigos


Los amigos 
esparcen sus negligencias
para bien del aire,
dejan sus soledades,
hacen manos a cosas 
que mejor dejar protegidas
por el egoísmo de la sensatez.

Los amigos se lamen el pasado,
no hay presente que la amistad
no juzgue de mujer.

Todos se esparcen 
y en vez de sostener
trenzan lo oscuro
se enfundan de una luz.

Es raro que un amigo
se mueva del agua que ocupa
o que no lo asuste el aire usado
por el mejor amigo de otro.

Los mejores amigos
son los seres privados del adiós .

Daniel Battilana


abril 05, 2019

Yo sé que me alejo de la suerte


Tenemos la memoria del agonizante,
la pasión del que no trajo nada,
la esperanza puesta en un ágape
de palmas mesas y decretos,
un don que pasará de rostro a rostro
la inmensa mirada de lo poco.

Hacemos de memoria para recordar que olvidamos
y nos prohíben olvidar para crisparnos la tristeza

Tenemos la memoria para olvidar
y los rincones para recordarnos.

Nos repasamos las esquinas
donde la "atareada labor del pasado"
se recluye a mirar lo que dejamos.

Numerarios nocturnos, igualados
al fuerte sino de las recámaras terrestres
apoyamos el cuerpo desenfocado
de la ausencia más tenaz que es recordar.

Nos conmovemos simulando,
emanamos el tiempo de los relojes
que nadie se atreve a despertar.

Dormir así mareado en lo ajeno,
chupando de la primavera
las incontables ralladuras que le hacemos al aire
degenerados para poder un poco menos doler.

 O ese otro camuflado en la perfección
se sacrifica en catedrales.

Yo sé, no creo, sé
que ya me alejo de la suerte
ya me alejo de la suerte que los apaña a todos
y los hace creer que pueden.

Porque el que cree es uno 
que se amasa sus propias tonterías
para perdurar en la suerte.

Yo sé que me alejo de la suerte.


Daniel Battilana

abril 04, 2019

Te conduje en hojas


Te conduje en hojas
hasta el árbol de las ramas
ostras tullidas hacían de hojas
sogas de prisa hacían de ramas
son varillas me dijiste
que atormentan el espinazo
de los peces de tierra
sólo vos ardías en el agua
me dijiste que no había tierra en mí
que quedara esperándome
donde se sujetan los árboles
No había de ese escarmiento que
reducen las manos a caricia
o aquello que hace de nombre
hasta seducir a objeto lo mirado
Mi atendido eras vos
apartada contra ese otro muro
del doblarte ante mi enloquecido
Sin ser visto te conduje en hojas hasta el árbol
de la sustancia sin adentro que mata las raíces de lo quieto
y te propala a veneno y enagua
sólo vos ardías en el agua
que se deja horadar por el verso.
¿Hojas del otoño marino las ostras?

Daniel Battilana