septiembre 01, 2008

Vinilo

En el borde de los discos
se acumula cierta costra
considerada el principio de todo.

Hay una memoria en este daño
adulterada por los dedos.

Con menos de dos gramos
el diamante hiende a tropiezos el surco
y no derriba la cascarita.

Hace un rato Bobby Jacket y Jack Teagarden
se peleaban en esta escama del vinilo.

Con mi viejo mareábamos a 33
uno de Hernán Oliva, papá
me preguntaba si creía en
la muerte después de la vida;
no quise decirle que a su edad
los discos giran con la de Cristo y
a la mía, todo escudo negro
que fermenta rayaduras
se parece a la eternidad.

Yo dejé de ser eterno
al nacer mis hijos,
fui entonces el principio de todo.