Ciertas mejoras son
la esperanza insoportable.
Darte, decirte
qué es no creer en lo poco.
Estás al fin de cada hora y
no conoces la imagen cansada
que tú eras sin mí;
podía con algún arreglo
devolverte al extraño
rencor de todavía perderte
entre palabras rozadas para siempre.
La esperanza insoportable de lo mucho
se parece a cuando callas:
el verbo se descalza
para silenciarte.
Qué es no mirarte
si no sino de vanos o
grato vacío del secreto.
Tarde de nadie
muerde el muro
tendido de la prisa.
Alguien nada trata solo.
Un laurel miente
por nosotros
la hermosura.