diciembre 03, 2013

HAY TEROS EN OKLAHOMA



HAY TEROS EN OKLAHOMA







Hay teros en Oklahoma

no importa esa tesitura.

Sin viento no tenés espalda.

Hay teros en San Justo

nidos superficiales obligaciones confusas

No alimenta el sésamo de oriente

aquí es alpiste el que abre las puertas

en el occidente de mi barrio.

Tampoco es volar lo que oculta

el suelo de la suerte poderosa.

Huevos verdes con motas negras

nielo de no nácar. Escaso nielo sobre la joya gris de las obligaciones.

O la incumbencia en algo que parece preciso

puesto a transcurrir en una lata.

Mi tero Epimeleia trabaja imitando la mentira

Te da mentira te da mentira. Un tero trabaja.

Si descalzo se acelera él, descalzo se acelera a gritar,

los perros escarban sin misericordia

el terreno de este agitador descalzo.

Suponer enterrado lo que no se ha visto, enterrado lo que serás.

El que grita no entierra. El que grita no tierra.

Dormido sobre un bastón de pata

algo de su enojo nos vigila por el nunca ojo

De suerte poderosa

la que despliega rabioso contra la tarde

nada fastidia a las hormigas nada de una rama

nada de una hoja, cuando sondear un hueco

o los atributos químicos del árbol.

El sol lo suelta para despertar la noche

tero y sol pisotea la luna

La noche lo ciega de remordimiento

(no pudo gritarse tanto para lo necesario)

su huevo en la cornisa de aquellos dientes.

Le creo estas sacudidas, sé dónde acampa

y a cuántos defiende orbitando desparejo

pitando a que te pico si no me mirás.

Aquél que se preocupa por sí mismo

no podrá elegir como suyo a este dios nervioso

desprovisto de cielo. No tendrá el trabajo contra sí.

Era que se gritaba para obtenerse de sus fidelidades.

Mi tero Epimeleia se esclaviza a un huevo en superficie

No hay fatiga en su incumbencia de algo

Él importa lejos de ese remedio doloroso

Tiene el espolón su ala, es maduro

puede enganchar el ala amada

o lastimarse con agrado contra ella.

La hembra se asegura la creencia si él la sujeta.

Asida como un pan un pan de agrado

ella toma la forma de un grito, le miente un grito.

No hay rostro para Epimeleia de noche equivocada

No hay rostro para estos panes.

Yo amé el ladrido en su funda de perro

Amé a mi tero Epimeleia desenfundado de pájaro

Amé mis ataduras en mi funda de carne.

Ese pájaro tiene una mentira propia

no imita la tuya robada al pasado.

Grita, grita si no nos movemos en la memoria.

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