septiembre 08, 2023

 ¿Es lluvia

algo que vuelve

para ser rechazado

otra vez?


¿Es lluvia

algo que se escapa

de tu nube?



D. A. B


febrero 04, 2021


Tres micros tres... 


El cronolabriego y el cronoagricultor

Gastamos la tierra, la cansamos, la arañamos tanto y la drogamos tanto que ya no nos contesta con comida. Con el viaje en el tiempo llegamos hasta la tierra virgen, fuimos eligiendo los períodos más propicios, pusimos colonias con labriegos y agricultores. Cultivamos en varios dryas del cenozoico, colonizamos casi todo el holoceno, sembramos todo, en todo lo negro enterramos semillas, enharinamos las eras geológicas para producir alimentos que desnutran sistemáticamente el presente; es tanta la producción que por meterse en nuestros cultivos gran parte de los dinosaurios se extinguen envenenados con cereales y legumbres, modificamos los cultivos para que los mosquitos gigantes no apetezcan comerlos. En una brecha geológica que prefiero no revelar cultivamos hongos para la resistencia. Con instalaciones grandes pero no inmensas traemos al presente la proteína vegetal en forma de cubos concentrados. Cultivar en el pasado ha sido nuestra segunda gran invasión. ¿La primera? Invadir a la población con harinas, legumbres y cereales. Los colonos aprovechan la fauna que les provee su era.



La trigoevangelización

Los teólogos marinos y los sacerdotes vegetarianos salieron a recorrer el mundo, evangelizar a los animales, convencerlos de las apologéticas carnívoras. Yahvé y Abel ya habían sido excomulgados por carnívoros, al panteón de los dioses anatemizados por alimentarse como paganos. Entronizaron al agricultor Caín y a su padrastro Adán. Los teólogos marinos buscaron y no encontraron dónde los peces escondían a los cerdos, guardaban las vacas y los pollos que comían; torturas náuticas, sumergieron inquisiciones y navegaron testimonios y delaciones mamíferas. Los sacerdotes vegetarianos prefirieron el extermino de los animales que no contestaban a sus preguntas y de las especies que no chupaban, lamían o mamaban la soja y los licuados. Hasta llegaron a prohibir el consumo de huevos por considerarlos carne en potencia.


La carne es la nave

Sin carne, la sangre no tendría un lugar en el mundo; temerosos de una inundación sanguínea dispusimos no matar para comer, el constante derrame de sangre en los suelos podría transformar en carnívora a la madre tierra y devorarnos. La mejor arca de que disponemos son los cuerpos de carne. No sea que por el amor del enfermizo dios trigo nos envíen otro Noé, un Noé tan submarino que no reconozcamos ni su nave (quizá de carne) ni él encuentre dónde encallar a los nuevos hambrientos que rescató.


Daniel Battilana

octubre 01, 2019

La olimpiada del verdugo


La olimpiada del verdugo

Lo podría tanto que la frotación pudiera.
La costumbre del miedo nos hace grandes.

Los sentidos no piensan, el miedo piensa.

Yo te meto los lazos, me introduzco en pudiera.
El lazo y el olor no piensan, el olor no descansa.

Los sentidos no descansan sino invandiendo el olor de otro
que tanto podría tanto.

Los sentidos no piensan, piensan los grandes pudieran.

En estado de olímpica frotación tanto pensamos para tocarnos las cosas.
La mente de las cosas no se toca sino hay un cuerpo afuera.

Afuera del que piensa no hay más pienso, el pienso sin las cosas.
Así el pienso de las cosas, yo suelo pensar con tus cosas,
con los pienso que me prestás.
Hasta que aparecen los sentidos y los sentidos no son cosas.

Mientras te hago la olimpiada del verdugo, te hago de lluvia
con polvos te hago cosas, te riego de mucho.
Con polvos que la uva cura su herida, te nada algo sacudido de mi.

Lloré para que salgas como el que ríe para que entres
no es así que lo que llora devuelve o lo que entra quita.

¿Qué hacer al volver de cavar?

Bañada, limpiada, la enagua roma la antigüedad del cuerpo
en la juventud de lo que ahora asoma. Se pueden escuchar
todas las vocales: a, e, i, o, u. No hay ni una sola consonante
que tu dios libre a la pronunciación de la que piensa
mientras es cosida y perforada por el lápiz de leche.


Agua de recién lima la carne
la lluvia también es una lima que acaricia
  

Pintar con fuego lo que no alcancen
los fantasmas de la distancia

El fantasma es la distancia de la albahaca florecida
donde coronan los olores

Los fantasmas se pegan y nadie sabe qué es dolor
mientras consume el pienso de las frotaciones.



Daniel Battilana (Homotextus)








abril 10, 2019

El mucho


El mucho

Vuelvo, un poco vuelvo,
no sea que volver me quede queriendo
y cuando retorne al mucho extrañe lo que desee.

Lo bueno de volver es que me conforma el conformo

La mañana incandescente no es la misma entre los cipreses,
por eso vuelvo, por un membrillo que arde en su fruta.
Es que las flores parecen frutas estalladas de un cachetazo solar.
Las plantas a las que vuelvo usan lo pequeño para endulzar;
me peligra traerles lo mucho amargo
Lo pequeño de volver amarga la estancia en donde fuimos dulces,
lo amargo nos queda bien porque el abrigo se agranda
cuando nos erectamos para acabarle al mundo.
Si la obediencia no es una virtud ¿qué es eso de obedecer a lo amargo?
 o lo otro de desobedecer a lo dulce.
Le traje un lápiz a este vuelvo al que le garabato el poco que me preserva de lo amargo.
La palabra es el umbral que me adhiere, es mi nave del sentido;
El lápiz como una antena de madera y piedra capta la emisión remota de lo que hubo, 
y hubo está allí tan apretado que cuando llego los que hubo me hacen un lugar en esa fruta.


Daniel Battilana



abril 07, 2019

Los amigos


Los amigos 
esparcen sus negligencias
para bien del aire,
dejan sus soledades,
hacen manos a cosas 
que mejor dejar protegidas
por el egoísmo de la sensatez.

Los amigos se lamen el pasado,
no hay presente que la amistad
no juzgue de mujer.

Todos se esparcen 
y en vez de sostener
trenzan lo oscuro
se enfundan de una luz.

Es raro que un amigo
se mueva del agua que ocupa
o que no lo asuste el aire usado
por el mejor amigo de otro.

Los mejores amigos
son los seres privados del adiós .

Daniel Battilana


abril 05, 2019

Yo sé que me alejo de la suerte


Tenemos la memoria del agonizante,
la pasión del que no trajo nada,
la esperanza puesta en un ágape
de palmas mesas y decretos,
un don que pasará de rostro a rostro
la inmensa mirada de lo poco.

Hacemos de memoria para recordar que olvidamos
y nos prohíben olvidar para crisparnos la tristeza

Tenemos la memoria para olvidar
y los rincones para recordarnos.

Nos repasamos las esquinas
donde la "atareada labor del pasado"
se recluye a mirar lo que dejamos.

Numerarios nocturnos, igualados
al fuerte sino de las recámaras terrestres
apoyamos el cuerpo desenfocado
de la ausencia más tenaz que es recordar.

Nos conmovemos simulando,
emanamos el tiempo de los relojes
que nadie se atreve a despertar.

Dormir así mareado en lo ajeno,
chupando de la primavera
las incontables ralladuras que le hacemos al aire
degenerados para poder un poco menos doler.

 O ese otro camuflado en la perfección
se sacrifica en catedrales.

Yo sé, no creo, sé
que ya me alejo de la suerte
ya me alejo de la suerte que los apaña a todos
y los hace creer que pueden.

Porque el que cree es uno 
que se amasa sus propias tonterías
para perdurar en la suerte.

Yo sé que me alejo de la suerte.


Daniel Battilana

abril 04, 2019

Te conduje en hojas


Te conduje en hojas
hasta el árbol de las ramas
ostras tullidas hacían de hojas
sogas de prisa hacían de ramas
son varillas me dijiste
que atormentan el espinazo
de los peces de tierra
sólo vos ardías en el agua
me dijiste que no había tierra en mí
que quedara esperándome
donde se sujetan los árboles
No había de ese escarmiento que
reducen las manos a caricia
o aquello que hace de nombre
hasta seducir a objeto lo mirado
Mi atendido eras vos
apartada contra ese otro muro
del doblarte ante mi enloquecido
Sin ser visto te conduje en hojas hasta el árbol
de la sustancia sin adentro que mata las raíces de lo quieto
y te propala a veneno y enagua
sólo vos ardías en el agua
que se deja horadar por el verso.
¿Hojas del otoño marino las ostras?

Daniel Battilana

agosto 25, 2018

El cofre


El cofre


Hoy vi a mamá desnuda
por entre las maderas.

Pocos pueden en vida verse la calavera.

El señor que exhuma la vio toda desparramada,
cuando se va la carne el aire se agrieta.

Si lo poco es suave
el mundo se desafiló esta mañana.

El seducido es inofensivo
como una pieza que no encaja
el filo soy yo que inundo la caja
más pequeña que traje.

Así son las renovaciones
lo viejo va de caja en caja.
Mamá no quiso apelmazarse
en un frasco de caramelos
ni ser una palada de nada que llaman ceniza.

Por ese coxis pasé yo (casi le digo al tipo)
Qué arquero el amor que me atajó en febrero.

Ya vi el arco ya vi cómo soy vestido por dentro.

Los huesos se lavan de tierra reclamada.

Prácticamente triste.
Prácticamente hijo otra vez.
Prácticamente cerca de ella
caminé junto a la bolsa.

Así son las renovaciones
conservan lo que no es.
Conserva era lo que teníamos
cuando había casa entre nosotros.

El tango es una caja que parece decir:
¿por qué, por qué, hijo, tardaste tanto?


Daniel Battilana /16 de agosto de 2018






agosto 08, 2018

USBarata


Tenemos a la gente que vive en la gente
y a esa gente que nos tiene viviendo en ella.

Con esa gente que nos llevamos hacemos de libres
en ellos ricos nos tienen llevados en agotamientos.

varias porquerías sostienen personas que nos llevan
afuera de su adentro porque adentro de un afuera cualquiera
no quedan más porquerías para colgar lo difícil es lo delgado
porque entra sin sentimiento y te incrustan lo grueso que hace de gente
ya no te cabe nada mío en el afuera eso pasa con las delgadeces llenaron
el adentro de ese, ese afuera que amas y hace de adiós
o de un adiós esclavo de la gente que lleva en las adhesiones.
una persona cuando es gente no sirve dios es otro esclavo para ese tienen lo sagrado
es que las personas te hacen gente para ignorarte
y la gente te hace persona para arrebatarte un deseo
es que ya no quedan deseos de esos que venían
en vos cuando te gestaste adentro de persona
todos se copian los deseos, se copian el olvido
se copian el temor, se copia el cautiverio de todo lo que sobra
siempre afuera siempre la deshonestidad de los implantes
y la regularidad de la prisa que copia la prisa
estudiando nos hacemos indolentes nos dejamos sacar pobres de nuestro cuerpo
para que nos metan ricos de esa ignorancia rica en pareceres y sospechas
nos hacemos meter bocinas y comunicadores de todo aviso
ya que no vivimos sin predicciones esa regla es mía tu goma es mía todos se copian
con la disciplina de parir al otro el horóscopo te incluye los mamertos te asignan
una multitud de géneros intangibles el consagrado vacío ya está aquí y nos ponen a desertar
a desertar de la cama a la infecundidad del smartphone el celular ya es la cama sin género
hay gente que nos lleva en la memoria inactiva del tiempo hay gente que nos USBarata los sentidos
nos apela una porquería puesta antes de desear es que ya no quedan de esos deseos que venían
en vos cuando cuando te gestaste persona adentro de persona.

Sos el dame y la sobra de los que no sobran ni dames dan.


Daniel Battilana











noviembre 14, 2017

Brillo

Al brillo se adhiere la nada

el brillo le hace de silencio a la nada


La nada se adhiere y hace personas


Que la nada brille tanto

es porque la gente se adhiera



Daniel Battilana

octubre 17, 2017

Medias


Cada poema nuevo
se lo leo a mi perra.
Mi voz seduce lo que queda
de un animal.
Ella me trae una media,
me trae dos medias
cuando en el poema
aparece la palabra mosca.
Con mosca ya me basta
para que me acerque el par.
No es que uno le dice “mosca”
y ella te provee de medias, no,
se requiere una oración con mosca, tierra, casa,
si en la oración incluyo cemento, gente, ella, oxígeno
me queda el par incompleto.
Antes le leía poemas nuevos
a los brotes impecables del laurel.
Si a estos árboles le leen poemas
que contengan flor, aroma, paz, cultura,
necesidad o esperanza, las hojas se ponen
inútiles para la olla.

Cuando mi perra le ladra al laurel 

aparecen moscas descalzas.

Nada mejora con la compasión
tantos poemas no mejoran
lo que trae mi perra.
 


Daniel Battilana