La olimpiada del verdugo
Lo podría tanto que la frotación pudiera.
La costumbre del miedo nos hace grandes.
Los sentidos no piensan, el miedo piensa.
Yo te meto los lazos, me introduzco en pudiera.
El lazo y el olor no piensan, el olor no descansa.
Los sentidos no descansan sino invandiendo el olor de otro
que tanto podría tanto.
Los sentidos no piensan, piensan los grandes pudieran.
En estado de olímpica frotación tanto pensamos para tocarnos las cosas.
La mente de las cosas no se toca sino hay un cuerpo afuera.
Afuera del que piensa no hay más pienso, el pienso sin las cosas.
Así el pienso de las cosas, yo suelo pensar con tus cosas,
con los pienso que me prestás.
Hasta que aparecen los sentidos y los sentidos no son cosas.
Mientras te hago la olimpiada del verdugo, te hago de lluvia
con polvos te hago cosas, te riego de mucho.
Con polvos que la uva cura su herida, te nada algo sacudido de mi.
Lloré para que salgas como el que ríe para que entres
no es así que lo que llora devuelve o lo que entra quita.
¿Qué hacer al volver de cavar?
Bañada, limpiada, la enagua roma la antigüedad del cuerpo
en la juventud de lo que ahora asoma. Se pueden escuchar
todas las vocales: a, e, i, o, u. No hay ni una sola consonante
que tu dios libre a la pronunciación de la que piensa
mientras es cosida y perforada por el lápiz de leche.
Agua de recién lima la carne
la lluvia también es una lima que acaricia
Pintar con fuego lo que no alcancen
los fantasmas de la distancia
El fantasma es la distancia de la albahaca florecida
donde coronan los olores
Los fantasmas se pegan y nadie sabe qué es dolor
mientras consume el pienso de las frotaciones.
Daniel Battilana (Homotextus)