La tarde apura sus arenas baldías
por el irrepetible patio.
Ensaya el frío
todo el peso del viento en mi cara.
La silenciosa violencia de los grillos
arde afuera; una parte del mundo
se ocupa de esquivar
el poderoso arte de las avispas.
Todos los demás son renegados
entre un primero y un último.
Unas hojas apuran la tarde,
que practicó puntería
sobre nuestras piernas y corrimos
rayando todo el cielo de la esquina.
Daniel Battilana
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