enero 08, 2013

Más allá de los juncos tibios

Y te toco donde no olvidás nada.
Sin voz me ponés a oírte los esoterismos.
Tú firmas el agua del humor
con dos versos universales,
prorrumpes sin piel
en que apoyar
los tactos del ahogo.
Amor son todas las caridades
el jugo es mi caridad
de un moverse arrasante.
Yo presencié esta nada
por las intemperies
que debilitaron mis palabras.
Subí al antojo
ungí todas las membranas de una vida
la sin poros toqué
afilé las sobadas tijeras de tus piernas
asedié tus ojos con hambre de mirapanes
y cediste tus argollas tubulares
a las inundaciones más allá de los juncos tibios.
A me cedes bien
me cedes bien el bocado.
Y te ostento mi pirámide
nave constelada
cinturón sin bordes
tú me cedes aniquilación de realidades.
Es nuestra vanidad henchirnos de receptores sangrados.
La ternura es de tiempo,
el huso quiere lo que se aproxima
no va a comer frio si este es su hogar.
La duna está, los puentes separados
las fundas retenidas se escurren adheridas
Dispensador lácteo
alistas tu bebedero
como una sirena
tragándose el mar interrumpido
la bomba se detiene
asomada a tu mar
limpias el inflador usado por la angustia
resuma, la tragadora ha sido blanqueada
con un destilado de dos versos
tubo por tubo escucho tu amor
y nos devolvemos los cuerpos.


Daniel Battilana, 2013

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