Te imagino viuda aislada de mí
emancipada
de mis poemas
más
doméstica que el sol
sobando
mis repasadores
contra tus rollos de papel.
Viuda
estarías mejor
que
una palmera sacrificada
a
las constantes epifanías del caribe.
Una
viuda llena de mí
espesada
de significados.
Recordemos
los abrazos
yo
te hablaba con palabras
que devolvías hechas significados.
Ahora,
asilado en un baldío
que
nadie visitó dos veces
sé
que te extraño con algo puro
recreado
por esos metales de ausencia
que
los poetas usamos para acuchillar
al
indolente.
¿Enviuda
el muerto si dice mi mujer se vivió?
Yo
te imagino viuda entre mis cosas
entre
mis viudas cosas
las
cosas se enviudecen de no estar.
Viuda
serías única
nadie
atendería tus redondeces
ni
te cubriría con las inmundicias
que
yo te brindaba.
Pudiendo
elegir iría a pacer a Groenlandia
sin
libros ni hojas
entre tus cosas viudas te faltaría un lápiz
que
me llevé para escribirte rutas en los hielos volcánicos
Las
mejores brújulas se trazan a lápiz.
Las
viudas someten todo
son
las brujas con pasado
no
sirve tocarlas ni ofrecerles lo nuevo
en
bandeja de carne.
Las
viudas vikingas
masticaban
alcanfor salado
y
le escupían las cosas
al
que las dejó en mitad de un lápiz.
Despóticas
y traviesas
las
viudas ya probaron su edad
el
néctar de ausencia
de
toda cercanía.
Queda
por completar
esa
costumbre mía de llenar
los
vasos con cubiertos sucios
el
hábito de tirar muertos
a
un vaso que nadie lava
ya
lo tiene ese desconocido
que
fabrica viudas.
Te
imagino viuda
emancipada
de mi inutilidad
sin
el apenas que se daban
nuestros
nombres.
Daniel
Battilana
3 comentarios:
ay!
Oooh!!
Releo tu poema. Me conmueve. Gracias.
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