Ovni
La nave es de prisas de magnesio
no hay enmienda ni costura de
encuentros
sentados en esta lentejuela
atolondramos lo que parece espacio
hasta albergar eso de frenar alguna vez
frenar en la luz.
Escupiendo partículas
esquivando los polvos
que la galaxia interpone al viajero
subgelatinoso.
La nave es viva, la nave vive.
Integrados a este sello
cosa somos en lo áspero
es como estar adentro de un malvón que
no piensa
o buscarse en una caja verde laurel.
No es aterrizar lo que hacemos
es lo que el geranio percibe cuando
llegamos.
Vidrios metálicos y alguna compuerta
tenemos
para intimar con la codicia terrícola.
La nave piensa con líquidos porosos,
sus hidroamores,
sentidos líquidos para no hablar.
A qué venir aquí sin poder decirlo
es por los insectos que viaja este
diván de magnesio
por las gravitaciones concurridas con
olores tensos.
Por estas imprevistas nociones
es que soy un descriptor de mundos.
La lentejuela me sabe complejo
y me hace sudar luz por este rostro
mío que siempre es mirada.
¿Dónde hay insectos?
Estos no son, algo más denso, este no
pica, ese no huye,
aquel desmiembra a su amado, ese sirve
para abrir brechas
entre las geometrías blandas de los
invisibles;
la cigarra en la cavitación del
limonero, este es otro abismo
que esquivamos tímidamente;
la araña es un pez con red masoquista.
De los ordinales nada diré esta vez
que el método me emocione
me emocione el mirarlos con lo blando.
Con esta nave podríamos
saltar entre nefeles
del verdadero vacío
horadar la materia oscura
que sostiene el Onto
hacernos lombriz
apelmazar lo vasto
apantallar de bordes al reposo de la
deformación,
y nada como suspenderla
encima de los girasoles
asustar a las cotorras semilleras
tajear rumbos en los muros de las
ruinas secas
-ese no gotea, sirve para vulnerarlo
todo. De las hormigas
sólo una, ellas les prestan la tierra
a los que pisan.
-Me halaga tu tenacidad dice la nave.
Retroceder para volver
a los objetos superiores del alma
pensil
de los superiores sujetos
sujetos sumergidos anfibólicamente
sumergidos del Ser
y tensamos las espinas de este sombrero
sin manuscritos
intromisióm de quien no lee, misión.
Somos pilotos, analfabetos telépatas
nefeles pensiles del sin principio,
perforantes del sustrato vacilante.
Somos visitantes de pasado.
Daniel Battilana
No hay comentarios.:
Publicar un comentario